sábado, 23 de junio de 2007

El ser aisenino



En el Seminario de Historia realizado por la I. Municipalidad de Coyhaique, los días 24 y 25 de Mayo del 2003, con ocasión de cumplirse el 19 de Mayo cien años de la Concesión fiscal que dio origen a la Sociedad Industrial del Aisen, tuvo lugar un rico e interesante debate sobre la identidad de los habitantes de Aisen. Por una parte, estabamos los nativos de ésta tierra y por otra, personas que han llegado a radicarse a la zona y que se sienten identificados con nuestra región y con la Patagonia toda.
Los aiseninos defendíamos nuestra posición diciendo que nosotros éramos distintos al resto de los habitantes del país y que no bastaba con aprender a tomar mate y a comer asado para sentirse o creerse aisenino o patagón. Los afuerinos, por llamarlos de alguna manera, nos recriminaban por no darles espacios para sentirse integrados y nos enrostraban, que nuestros padres o nuestros abuelos no habían nacido en éste territorio y que también vinieron desde afuera. Debo confesar que el tema me ha dado vuelta varias veces y que me he puesto en el lugar de los otros, mirando nuestra forma de ser, nuestra forma de acoger y de aceptar al que viene de otro lugar. Los aiseninos nos vanagloriamos de ser cálidos, acogedores, de tender la mano a todo el que la necesita, tremendamente hospitalarios, pero …¿es eso cierto?. ¿Somos realmente así o sólo es un mito?. A mi no me cabe ninguna duda que los antiguos pobladores de Aysen, nuestros padres o nuestros abuelos tuvieron todas esa cualidades, y que de alguna manera esa ha sido como la “marca de fábrica” de los aiseninos. Sin embargo, en la medida que se ha ido incorporando un nuevo contingente de habitantes en la región, nuestras costumbres han cambiado o han tenido que cambiar forzosamente. Ya no somos tan confiados como éramos antaño, ya no somos tan hospitalarios ni tan generosos, Hemos tenido experiencias amargas. Muchos pobladores de la región que confiaron en personas extrañas, se vieron involucrados en situaciones lamentables y algunos incluso, perdieron todos sus bienes por confiar en alguien a quien no conocían profundamente. Antiguamente, el poblador hacía todos sus negocios de palabra y la palabra empeñada valía más que la firma. Son muy pocos los casos de gente de nuestra zona que haya traicionado su promesa de palabra ante un negocio. Hoy por hoy, eso es imposible de hacer, primero por razones de globalización y porque ya todo debe hacerse ante notario para acreditar la legalidad de un negocio.
Pero sin embargo, los hijos de Aisen nos seguimos sintiendo distintos a los otros. No importa que exista la globalización, que ésta nos llegue a través de la televisión, los diarios, las revistas, los turistas, la Internet, etc. Nosotros sentimos que la tierra de Aisen es nuestra, que nos pertenece. Nos molesta el que muchos de los cargos públicos sean ocupados por gente de afuera. Es cierto que antiguamente por el escaso número de gente preparada, eso era necesario, pero hoy contamos en nuestra región con decenas de jóvenes profesionales que están capacitados para esos cargos. Nos apena ver que las tierras que antes eran de todos, porque pertenecían a un aisenino, y este no tenía problemas si uno quería acampar a orillas de un río en su campo, hoy sean de propiedad de un “gringo” y nosotros no podamos usufructuar como lo habíamos hecho desde siempre de ese lugar. Nos molesta que venga gente del norte y se baje del avión y comience a criticar nuestras costumbres, nuestro modo de vida, nuestra pasividad que ellos califican de flojera. Nos molesta que personas que no conocen nuestra idiosincrasia, que no saben como se pobló esta tierra, que no imaginan el tremendo sacrificio que hicieron nuestros padres y nuestros abuelos e incluso nosotros mismos, den cátedra hablando de Aysen. Si, tienen razón los afuerinos, los aiseninos somos fundamentalistas. Estamos enraizados en nuestra tierra y no queremos que se pierdan las historias de quienes la poblaron. No queremos que queden en olvido las costumbres de sus pobladores. No queremos que se nos mire por sobre el hombro y que por el sólo hecho de venir de una ciudad, el visitante menosprecie al poblador, se ría de su lenguaje, de su vestimenta, de su forma de vida.. Aquí por muchos años no existieron medios para educarse, aquí, por años la medicina no estuvo al alcance del poblador y por años vivimos en el más completo aislamiento. Es a partir de la apertura de la carretera austral que nuestra región comienza a ser conocida y es solo a partir de ese camino, que los afuerinos despertaron su apetito para venir a comprar tierras y a buscar empleos en la zona y radicarse en ella. Los años duros ya pasaron, y esos años fueron vividos con estoicismo y valentía por nuestros padres y abuelos y a ellos, sólo a ellos, Aisen le debe su desarrollo, porque sin ellos, sin su sacrificio, sin su obstinada presencia luchando contra el medio, aún faltaría mucho para que nuestra región sea lo que es hoy. Creo sinceramente que para hacerse aisenino, para sentirse patagón, es necesario desarmar la maleta y no volver la vista atrás. No seguir mirando para el norte. Así lo hicieron los viejos pobladores. Aquí construyeron una vida nueva, adquirieron una forma distinta de ver la vida, y eso constituye nuestra herencia y nos patenta como aiseninos de verdad. Pero, no obstante nuestro fundamentalismo, nuestra intolerancia ante ciertas personas que sentimos “intrusas”, damos la bienvenida a quienes vienen con humildad a aportar con su trabajo, con su esfuerzo, al desarrollo de la región y están dispuestos a tomar lo mejor de nuestras costumbres y a identificarse con Aisen.

viernes, 22 de junio de 2007

¿Y si desaparece el Chelenco?

Se imaginan ustedes que de un día para otro desapareciera el Lago Buenos Aires -General Carrera?.¿Que pasaría si un terremoto, un acto terrorista o lo que sea ,abriera el desague? ¿o si este se tapara y el lago buscara el cause que tenía millones de años atrás cuando al parecer desaguaba por Bahía Exploradores? En mi larga vida junto al lago he visto grandes crecidas , muy grandes, pero nunca he visto grandes bajadas, solo las normales en tiempo de sequías en que las aguas descienden, pero nada preocupante. Es impactante la noticia de la desaparición de un lago en Magallanes ¿que habrá pasado?. Misterios de la naturaleza. Por ahora sigamos disfrutando del Chelenco

El Chelenco en un día de nieve

Esta foto la tomé ayer en la playa cercana a mi casa. Todo gris, menos el alma que sigue pintando primaveras, aunque estas ya se van quedando atrás

jueves, 21 de junio de 2007

Reclamos de un Poblador

Ayer les decía que de vez en cuando escribo poesía. No se si llamarla poesía o simplemente “sentimientos”. Soy de aquellas que debe explicar el porqué de sus poemas. Hace algunos años, en el Gobierno Militar se hizo un intento de “colonizar” la zona de Melimoyo en el centro norte de la región. Resultó un fracaso. Pero se hablaba de los “colonos” y la verdad es que esa palabra, aún cuando todos sabemos lo que significa colonia, es para nosotros casi sagrada. Con ella nombramos a aquellos primeros pobladores que entraron libremente a la región de Aisén y nos duele que alguien que viene llegando o que llegó ayer, se diga colono o como se publicó por ahí de un arquitecto que lleva unos pocos años viviendo en la zona .“pionero del fin del mundo”. Si ellos son colonos o pioneros, nosotros los hijos de esta tierra entonces somos superhéroes.
En la época que les comento, un intendente, en un encendido discurso público, dijo que los aiseninos nos habíamos farreado la región, y eso me dolió, es cierto, me dolió profundamente porque conozco la historia de la colonización de Aisén, la historia del abandono del Estado a esta zona, y no puedo aceptar que después que los colonos hicieron prácticamente todo sin pasarle la factura al estado, alguien se refiera así de la gente de mi tierra. Entonces surgió este poema “o sentimiento” que titulé “Reclamos de un poblador” y que creo, aún tiene vigencia en sus palabras . Como dice Sureando, el publicar un blog es mostrar un poco el alma y aquí comparto con ustedes este mi “sentimiento”
Nuevo habitante que llegas
hasta las tierras de Aisén,
yo no sé por qué has venido
si nos miras con desdén.
Tampoco puedo explicarme
¡Tanta ayuda que te dan!
en tanto yo he de aplicarme
para conseguir mi pan.
Como nací en Aisén
y tengo buena memoria,
quiero contarte la historia
de aquellos hombres de antaño,
que llegaron ¡hace años!
buscando su porvenir.
Llegaron solos, mi amigo,
y tuvieron que luchar,
contra la naturaleza
y alguno que otro Caifáz.
Sus mujeres junto a ellos
recorrieron los caminos,
dejando aquí su destino
en esta tierra sin par.
Construyeron su ranchito,
tal vez, bajo un gran maitén,
y allí nacieron sus hijos
que hoy son los hombres de Aisén
Y llegas tú en un avión…
¡y te quejas del camino!
y te reciben con pompa
en este suelo aisenino,
como si fueras un héroe
por decidirte a venir,
cuando otros,…antes que tú,
labraron tu porvenir.
Llegas como te digo
a casa y mesa servida,
y nos revuelves la herida
que alguien, nos infringió,
cuando en un discurso público
de farreros nos trató,
Sin saber que ¡en esta tierra!
¡la farra nunca existió!,
porque el trabajo fue duro
para el hombre poblador.
Por eso quiero pedirte
¡como un favor especial!
¡No te nomines colono,
que ese nombre no te va!
Colonos,
Colonos fueron los otros,
los que quedaron atrás,
Fueron los Foitzick, los Barros, los Solís, los Sandoval,
Fueron los Burgos, los Jara, los Pérez y Cadagán,
Los que hicieron de esta tierra,
La copia de aquel Edén,
Que de existir,
Si es que es cierto.
¡Es igualito a mi Aisen!

miércoles, 20 de junio de 2007

Ven..., Acompáñame

A veces escribo poesía, casi siempre de temas regionales. Esta la escribí por los años 80 y gané el 5º Concurso de Raíz Folclórica. En realidad escribi este poema para que sea la letra de una canción. Hoy se la quiero dedicar especialmente a nuestros amigos de El Guanaco Volador. La Patagonia los espera.
Ven…, Acompáñame
a recorrer los campos de Aisén.
Camina conmigo los campos nevados
Y siente la escarcha que llega hasta el alma.
Allégate al fuego de un rancho perdido,
allá, en los confines de un mundo sin ruido
y acepta ese mate, que a tí te han servido
porque es primer gesto de ser bienvenido.
Ven…
Te quiero mostrar,
un mundo distinto que no olvidarás.
Yo quiero que escuches las bellas canciones
Que compone el viento por los cañadones,
Y quiero que sientas las mil sinfonías
Que entonan los ríos de ésta tierra mía.
Yo quiero que sientas, muy dentro del alma
La vida que crece en esta tierra en calma,
El amor que nace, con fuerza violenta
Y la amistad sincera que aquí se acrecienta.
Ven,
Yo te esperaré,
En algún lugar de mi bello Aisen.

Contacto e impacto

Anoche, miles de chilenos tuvimos la oportunidad de ver el programa Contacto de Canal 13 y tal vez muchos de nosotros nos fuimos a dormir con una sensación de angustia y de rabia ante la constatación de hechos que no debieran existir. En lo personal no solo fue angustia y rabia, sino también de mucha tristeza. Los rostros que vi en la televisión eran rostros que tenían una marcada resignación ante los embates de la vida. Me pareció que el solo hecho de escuchar tantas promesas y creer fervientemente en ellas para después recibir migajas, es motivo suficiente para ver en esos rostros anónimos ,reflejada esa desesperanza. Me impactaron los niños y pensaba mientras veía el programa que esos niñitos y niñitas están condenados a priori a ser pobres, a no tener sueños, a no tener esperanzas. Me gustó la mujer de Cartagena que fue capaz de darse cuenta que alguien le estaba birlando el dinero que le correspondía, la encontré fuerte, decidida y luchadora y ojalá las demás familias del programa Puente la imitaran. Para mi fue indignante ver que con un par de tablas y dos pedazos de vidrio se daba por concluida la ayuda y estadísticamente hablando eso habría sido un éxito. Esas familias que recibieron un par de tablas y dos pedazos de vidrios engrosan los números que después el ex Presidente Lagos mostró con tanto desparpajo. No, no estoy haciendo política. Creo sinceramente que el Leit Motiv del programa es estupendo, lo malo es la implementación, la burocracia. Cuando mostraron el tríptico en que cada familia va pegando papelitos o estampillas con los pasos dados me preguntaba ¿Cuánto costaron esos trípticos? Con mi experiencia con imprentas podría decir que varios millones de pesos y pienso que esos millones habrían estado mejor gastados en las propias familias. Se me ocurre que habría sido más barato y tal vez más lindo, entregar a cada familia un cuaderno y que ellos, ya sea dibujando o con recortes, participando todos los miembros de la familia, hubiesen hecho a su manera, a su modo, con sus elementos, lo mismo que el tríptico y creánme que los cuadernos habrían sido obras de arte y mucho más valioso para cada familia. La mujer Contacto Familiar de Chillán me pareció una fresca de proporciones, sin ningún sentimiento, inhumana. Creo que es terriblemente vergonzoso que una persona que recibe un sueldo de una Municipalidad, literalmente le robe el esfuerzo, el sacrificio ,a una persona que ha ahorrado tal vez hasta dejando de comer ella y sus hijos con el sueño de tener una vivienda.
En mi región también hay pobreza y realmente espero que las personas que trabajan en estos programas del estado sean personas honradas, generosas, motivadas. Es difícil trabajar con pasión con un sueldo tan pequeño, pero quedó demostrado en el programa de anoche, que hay personas como las visitadoras sociales de Lampa, que si tienen esa vocación, que se tomaron en serio su trabajo y que además de hacer lo que el Fosis les indica, han entregado cariño y amistad a las personas que visitan. Esas mujeres son el ejemplo y tal vez ellas representen los cinco minutos de luces a que se refirió el Ex Presidente Lagos.
En lo personal creo que uno de los grandes problemas de los programas que se implantan en el país nacen abortados por la burocracia, basta ver la panfletería, la folletería acumulada en Gobernaciones, Municipios y Servicios Públicos. Se gastan miles de millones en publicaciones que nadie lee, que se acumulan en estos servicios y que no conducen a nada.
Les decía que en mi región hay pobreza y también en los primeros tiempos existió la pobreza, sobre todo en la habitabilidad, pero esos pobres tenían esperanzas, tenían la certeza de que trabajando saldrían adelante en una región que estaba llena de oportunidades. Hoy la pobreza se concentra principalmente en las ciudades, donde los recursos no existen, donde en el pequeño patio de la vivienda social, no se puede hacer una siembra para cosechar algunos productos que ayuden a la alimentación, no se puede tener gallinero para tener unas cuantas gallinas y tener huevos frescos diariamente. En fin, la vida en la ciudad es mucho más complicada y las oportunidades no existen. No es posible entregar en una misma población diez o quince máquinas de coser o de freír papas si no se ha estudiado cual es el mercado. Hay un viejo aforismo que dice: No le des pescado a un pobre, sino que enséñale a pescar. La génesis del Programa Puente consistía en eso, en enseñar a la gente a salir de la pobreza, pero todo se entrampó en la maraña burocrática que lamentablemente está tan arraigada en nuestro país. Esto no es un problema de un sector político de Chile, este es un problema de todos nosotros, de todo el país y debemos concentrar esfuerzos para que estos programas que en esencia son muy buenos, no se pierdan ante la irresponsabilidad, la desidia, la frescura o la comodidad de algunos funcionarios del aparato estatal.

martes, 19 de junio de 2007

Nuestro años blanco invierno





“Hace algunos años atrás, creo que el 2004 o 2005, nevó con bastante intensidad especialmente en la provincia de Coyhaique Se levantaron muchas voces y se declaró a la Comuna en estado de emergencia. Sin embargo esta declaración me hizo rememorar otros inviernos de nuestra querida Patagonia y me hizo pensar que los aiseninos hemos perdido el temple que nos inculcaron nuestros padres. Hace treinta o cuarenta años no se suspendían las clases por la nieve y menos aún se nos declaraba zona de emergencia ante un hecho de la naturaleza que era normal y esperado. En mi ya larga existencia recuerdo muchos crudos inviernos, recuerdo mi época de estudiante en la escuela básica de Chile Chico en donde la nieve era un elemento más para jugar y entretenernos, en donde el hielo era una fiesta que nos permitía patinar y largarnos en trineo por la “huella” (la subida del camino que lleva a la zona del interior). Luego, después de jugar encantados en la nieve y la escarcha nos refugiábamos en el calor de nuestras casas. Eran otros tiempos, los pobladores, conocedores de los duros inviernos, se aprovisionaban con tiempo de leña y de víveres y para los animales se cultivaba el forraje o se adquiría a los chacareros. Nadie esperaba la ayuda del Estado, creo que nunca se dio esa ayuda, al menos no la recuerdo.
Hace un tiempo leía una entrevista efectuada por Jacinto Tejeda a don Honorio Ampuero en Cochrane, don Honorio fue un antiguo y querido poblador de esa zona y le contaba a Jacinto Tejeda “ llegué a poblar el año 28 con cincuenta animales vacunos, ese invierno se me murieron todos, solo salve cuatro”, pero a pesar de eso, don Honorio siguió luchando solo, sin la ayuda de ningún gobierno y una y cien veces se levantó .Ese era el temple del antiguo habitante de Aisen. No estoy en desacuerdo con que el Estado ayude a las personas que han tenido dificultades con los fríos, solo quiero recordar otros tiempos, cuando la gente de Aisen tenía coraje para soportar las dificultades, cuando no existían caminos, cuando el poblador llegaba en el verano acarreando su lana en pilcheros hasta Coyhaique para volver con esos mismos pilcheros llenos de víveres a sus campos, en donde junto a su familia, soportaba los duros meses de invierno, cuidando sus animales, limpiando la nieve de los árboles y matorrales para que bajo ellos se guareciera el ganado. Hoy, al menor contratiempo solicitamos ayuda, ya no nos queda esa fuerza que hizo grande a nuestros padres y abuelos, que lucharon denodadamente, sin ninguna ayuda, ni créditos blandos, ni concentrados para animales, ni canastas familiares, y sin embargo, esa fue la época de mayor riqueza de Aisen, la época en que el poblador tenía animales y los vendía a buen precio, la época de las grandes cosechas de lana que atraían en la temporada a cientos de trabajadores desde Chiloé a las esquilas. Cada paso hacia la modernidad nos ha ido achatando el espíritu. Hoy se nos viene el mundo abajo porque un camino se corta, porque un río se lleva un puente o un rodado impide el tránsito, aún sabiendo que en pocas horas o en pocos días habrá maquinarias y hombres trabajando y volviendo las cosas a su normalidad. Recuerdo los caminos de antaño, llenos de dificultades, que los trabajadores de Vialidad solucionaban a pala y picota. Recuerdo el largo transito por el camino a Ibáñez que podía ser de dos o tres días desde Coyhaique, viaje que hoy en pleno invierno hacemos en dos horas. Muchas veces un camión se demoraba un día entero en recorrer desde la Lomita hasta Puerto Ingeniero Ibáñez, tramo que hoy hacemos en menos de veinte minutos. Para que hablar de los caminos de Cochrane a Entrada Baker o de Cochrane a Puerto Bertrand. Verdaderas odiseas . Hace treinta años o cuarenta años la escarcha no reventaba las cañerías porque no teníamos agua potable,los militares no salían a romper la escarcha de las veredas y calles porque como éramos más solidarios, eso lo hacíamos entre los vecinos y no pasábamos frío porque la leña era abundante y barata y con antelación todos los hogares se aprovisionaban de ella. Hace treinta o cuarenta años, sin ninguna duda la vida era dura, pero infinitamente mejor. La mayor parte de las casas eran de madera y los colchones de lana, superaban con creces a la espuma y la familia reunida en torno a la cocina, tenía, no cabe duda, mucha más comunicación que ahora. No importaba el frío, la nieve, la escarcha, allí estaban los padres y sus hijos reunidos en el hogar, cobijados en torno a la estufa, que muchas veces era solo un tacho, pero que junto al fuego irradiaba el calor y el amor. No cabe duda de que el invierno era la estación de la familia, era el tiempo de escuchar las historias de nuestros padres y de nuestros abuelos, era la estación de la comunicación, en donde padres e hijos se conocían y compartían más.
Si,… los aiseninos hemos perdido el temple de antaño y sobre todo, hemos perdido la calidez de nuestra vida. Bien dicen que :”Todo tiempo pasado fue mejor”.