miércoles, 7 de mayo de 2008

De Erupciones volcánicas

Por estos días hemos visto impactantes imágenes de la erupción del volcán Chaiten, imágenes que por cierto a los habitantes de la zona del Lago General Carrera nos ha traído tristes recuerdos. En 1991, en el mes de agosto, hizo erupción el volcán Hudson, distante a casi 200 kilómetros en línea recta de Chile Chico. Era impensable que esa erupción nos afectara, más bien estábamos temerosos por la gente de Chacabuco y Puerto Aysén. Pero la naturaleza dijo otra cosa y los poblados más afectados fueron Chile Chico y Puerto Ibáñez, sin contar que en Los Antiguos sufrieron las mismas consecuencias y en menor escala en Perito Moreno. Las secuelas de este fenómeno fueron terribles, cuatro días de oscuridad, truenos que parecían que se partían los cerros, relámpagos similares a miles de fuegos artificiales. El aire se tornaba irrespirable, el agua estaba absolutamente contaminada con la ceniza volcánica , las clases fueron suspendidas y las crisis de pánico se daban a cada rato. Mucha gente comenzó a salir de la zona, muchos hacia ciudades argentinas como Comodoro Rivadavia o Caleta Olivia. Los campos quedaron inutilizados, cientos de animales comenzaron a morir. Las pérdidas económicas para los ganaderos se veían cuantiosas, perdían las ovejas, la lana y las crías, ya que en agosto las ovejas ya estaban preñadas. Lo peor es que no teníamos ayuda. Cuando dimos la noticia a Santiago, el ese entonces Subsecretario del Interior dijo que todo estaba normal según se lo había informado el intendente y que nosotros “estábamos haciendo política”. Fue solo a partir de las imágenes transmitidas por la televisión argentina que en Santiago, las principales autoridades comenzaron a preocuparse.
La plaza del pueblo
El pueblo se llenó de comisiones, de parlamentarios, ministros, asistentes sociales y se comenzó a entregar ayuda, una ayuda focalizada y que no abarcó a toda la comunidad. Nosotros mirábamos con envidia como a Los Antiguos llegó al segundo día de la catástrofe el presidente Carlos Menen y como TODAS las personas, sin distingos sociales, políticos ni de ninguna otra especie fue ayudada. En Los Antiguos se repartía agua y leche todos los días y a todas las personas, mientras tanto en Chile Chico muchos debimos arreglarnos como pudiéramos. En mi caso, mandé a mis hijas a Coyhaique y me quedé junto a mi marido. Sellamos todas las ventanas con plástico, cubrimos muebles, equipos, televisor. La ceniza caía ( y aún cae) por todo lugar que no estuviera sellado. Dos mujeres de mi pueblo, en forma muy inteligente, envasaron ese polvo volcánico en pequeños frascos, le pusieron una etiqueta “Recuerdo del Volcán Hudson. Agosto de 1991” y los vendían a las visitas.Fueron cuatro días de pánico, de incertidumbre. Teníamos la desventaja de encontrarnos al otro lado del lago y nuestra única y expedita vía de acceso era Argentina. Los argentinos fueron solidarios con Chile Chico. La gente estaba revolucionada, se pedía a gritos la presencia de las autoridades. Por eso aprovecho este blog para destacar la actitud de nuestra Presidenta. Ella, con su sensibilidad de mujer, no se conformó con que le informaran de lo que pasa en Chaitén. Ella fue al lugar y como pudo llegó a Futaleufu y prometió cosas importantes, tal vez la más importante sea la construcción del camino que una a nuestra región con Puerto Montt. Pero además tomó las medidas correctas. Eso no pasó en 1991. El entonces presidente de la República don Patricio Alwyn nos vino a visitar en el mes de octubre, cuando ya todo había pasado y solo declaró zona de emergencia y no de catástrofe que fue lo que hizo ahora nuestra Presidente.

La calle Carrera

Para colmo, como tenemos un clima privilegiado ( microclima) y tenemos uno de los cielos más luminosos de Chile, tocaba la mala suerte para nosotros, que cada vez que aparecía un ministro o una comisión, el cielo estaba azul, el lago parecía un espejo y la belleza del lugar se mostraba en todo su esplendor. Fue tanto, que el entonces Ministro Gabriel Valdés en una reunión con la comunidad en el gimnasio, nos dijo que en vez de pedir cosas, nosotros deberíamos pagar por vivir en esta zona.
Han pasado los años y todo volvió a la normalidad, los campos se recuperaron y hoy Chile Chico se distingue por su producción de cerezas de exportación. Solo cuando hay viento el volcán Hudson vuelve a nuestras vidas, con su ceniza que torna el cielo gris.
En 1991 la comunidad se organizó y trajo por su cuenta a una reputada científica, la doctora Margarita Prendez, para que hiciera un estudio del material que había caído en la zona. El informe de la doctora Prendez fue desechado en la época y quienes lo conocimos sabemos que era bastante lapidario. Chile Chico no fue evacuado y hoy muchas personas sufren las consecuencias. No sé si existen estadísticas, pero el nivel de personas que se quejan de dolores musculares y oseos ha ido en aumento, no se trata de personas viejas como yo, sino de personas jóvenes, que en 1991 eran niños, que convivieron con las emanaciones del volcán y que no recibieron protección. Nunca se ha hecho un seguimiento en la salud de las personas. Ojalá en Chaitén y Futaleufú se haga.Aquí van tres fotos. Las cenizas acumuladas solo corresponden a las veredas, las calles aún no eran limpiadas, tampoco los patios y los techos. Saquen sus conclusiones.

Desde blog les mando un mensaje de esperanza a las personas de Chaitén y Futaleufu. Les digo que no se quebranten, que todo volvera más temprano que tarde a ser normal.