domingo, 4 de febrero de 2024

La tragedia de Chile

 A esta hora, los chilenos lloramos a 99 compatriotas que perdieron la vida con los incendios mas grandes que se han registrado en nuestro país en los últimos 50 años. Esa es la cifra oficial, pero se habla de la cifra de 300 personas desaparecidas. Ayer por las redes se publicaba una foto de dos hermanito que salieron corriendo de su casa y que alguien los recogió y no se sabia nada de ellos. Hoy se supo que murieron calcinados junto a un adulto, al parece su padre o un familiar, dentro de la camioneta en la que intentaban arrancar del infierno. Esa noticia nos duele en el alma, como nos duele  la perdida de la vida de cada uno de nuestros compatriotas y nos duele ver como los sueños forjados hasta ayer, se fueron, se quemaron en un incendio voraz, terrible, que no tiene parangón en nuestra historia.

Me habría gustado poner mi segunda nota del año 2024 con otras historias, pero se dio que no tuve internet y por lo tanto no pude publicar nada hasta hoy.

Se dicen muchas cosas, que estos incendios fueron intencionales, que detrás de ellos hay inmobiliarias  que quieren ocupar esos terrenos, que detrás de los incendios forestales del resto del país están las empresas que quieren comprar tierras a bajos precios. Nada de eso es cierto. No creo en las teorías conspirativas y me cuesta creer que existan seres tan malvados que estén dispuestos a asesinar con el fuego a quien sea, niños, mujeres, hombres, jovenes, adultos y adultos mayores. No creo en eso. Lo que si postulo es que detrás de esta gran tragedia que hoy nos aflige y que mañana puede afligir a cualquier país, está la desidia de nosotros mismos. Está la indolencia del fumador ( yo soy fumadora) que tira su pucho encendido en cualquier parte, está la indolencia de aquel jovencito que se junta en algún parque a tomarse una cerveza y  tira la lata o la botella en cualquier rincón, está la poca presivilidad que tiene una persona  a la que buscan para que vaya a hacer un trabajo de soldadura en algún campo, cerca de matorrales o pastizales secos. Todos somo culpables. Somos culpables de no educar amando la naturaleza, somos culpables en no enseñar que los riesgos están en todas partes y que ese pucho que fumaste con placer, puede ser el causante de una tragedia si no lo apagas, si no llevas contigo una cajita metálica donde apagarlo y luego botarlo en un basurero. Esta en no prever que esa cerveza que compartiste con tus amigos y luego dejaste tirada, a medida que la temperatura del sol aumenta, se va calentando hasta provocar que el pasto seco, en el cual la dejaste botada comience a arder. Hoy lloramos a nuestros compatriotas, hoy sufrimos viendo las historias de cientos de personas, hoy vemos el cansancio de los bomberos, de los carabineros, de los voluntarios,  pero ayer no pensamos en ellos.

Ojalá ningún país del mundo viva esta tragedia lo personal no le tengo temor a los terremotos ni a los maremotos, pero le tengo pavor al fuego. El fuego te roba todos tus recuerdos, tu identidad y mucho peor, te roba a tus seres amados. En mi caso personal cargo en mi historia el incendio de la casa de mi padre en Puerto Alarcón, donde se le quemó toda su documentación comercial y años después nuestra casa en Chile Chico, casa de madera, en donde en cinco minutos se perdieron el pasaporte de mi padre, todas nuestras fotos familiares, todos los recuerdos de nuestra infancia y juventud.

No voy a compartir ninguna imagen, solo decir que estoy con una inmensa pena.