Con esta fotografía del ValleLunar deChile Chico, les deseo a todos y cada uno de los lectores de este blog una muy Feliz Navidad.
Como hija de Aisén y originaria de la zona del lago General Carrera (Chelenco) quiero ir contándoles un poco de nuestra historia y espero que sea del agrado de quienes visitan este blog
sábado, 24 de diciembre de 2016
Feliz Navidad
Con esta fotografía del ValleLunar deChile Chico, les deseo a todos y cada uno de los lectores de este blog una muy Feliz Navidad.
martes, 20 de diciembre de 2016
Aysén, la tierra cuidada
Casa de tejuelas en Puerto Cisnes
Hace unos días vi la
entrevista que le hicieron en CNN a Paula Christensen, Directora del Lodge
Mallín Colorado ubicado en las cercanías de Puerto Guadal. Una entrevista
dedicada a dar a conocer las bondades de la región de Aysén. Ella se veía muy
entusiasmada con el territorio aisenino
y entre otras cosas hablo de que en las calles no se veía un papel botado y que
todo el mundo era muy cuidadoso con la naturaleza, sob re todo por la
influencia de personas venidas de fuera a instalarse en la región. Contó que
aquí no se dan bolsas plásticas en el comercio, pero no dijo que esa fue una
iniciativa privada, de pequeños comerciantes y que empezó en Chile Chico.
Tampoco contó que en Chile Chico no hay basureros en las calles y se ve
bastante limpio, porque el viento se encarga de llevarse la mugre y los que
vivimos en los alrededores sufrimos la consecuencia de ello. Me pareció buena
la entrevista y felicito a la señora Christensen por el entusiasmo y el amor
que le demuestra a esta tierra. Dicho esto quiero contarle que los nativos de
Aysén, los que ya tenemos algunos añitos, fuimos criados en una cultura de
absoluto respeto a la naturaleza.. Es cierto que al principio de la
colonización se produjeron grandes incendios forestales que quemaron gran parte
de la región, pero eso tiene una
explicación: La Ley de colonización de
1930, le exigía a los pobladores rozar a fuego las 600 hectáreas que le daban a
cada colono, y bien sabemos que el fuego es peligroso, que los vientos cambian
de un rato a otro. Se puede decir que la única herramienta que el Estado de
Chile le entregó a los colonos fue un fósforo. Pero ellos aprendieron la
lección y para hacer campo, con un esfuerzo titánico, cortaban los arboles a
sierra, con sierra de brazo, un trabajo agotador. Luego con bueyes sacaban las
raíces. Era un proceso lento, pero no existía la tecnología que existe hoy. Los
árboles cortados tenían múltiples usos. Se les sacaban las ramas y con ellas se
hacían cercos para corrales de aves, para proteger jardines y siembras, eran
cercos precarios, incluso hay un dicho muy conocido que dice “Ataja menos que cerco de ramas”, luego con los troncos se
hacían tablones y tablas y con los árboles más delgados, se hacía leña para
vender a los barquitos a vapor y así
allegar algún dinero al hogar, o bien se utilizaban para cercar los potreros
haciendo cercos de palos rodados o cercos de palo a pique o los famosos cercos de cajón. Años
más tarde vendrían los alambrados. En los años 30 se instalaron los primeros
aserraderos y a esos aserraderos se les vendían los grandes troncos que se
sacaban para el despeje del terreno. El uso de la leña siempre fue racional, no
se sacaban árboles sanos y vigorosos y en el caso de Chile Chico, la leña más
consumida era la de playa, leña recogida por los pobladores después de las crecientes
de los ríos y que era vendida a los barcos
que viajaban por el lago.
Quienes somos aiseninos de nacimiento supimos
desde siempre del reciclaje, el tarro de aceite se convertía en balde o bien en
macetero, la bolsa harinera se transformaba en paño de cocina o bien, uniendo
cuatro, se hacían sábanas, y en muchos hogares esas bolsas, también se usaban
para hacer ropa interior. La lana se hilaba y se tejía con ella las prendas
para la familia. Los pantalones del marido y sus camisas, ya usadas, pasaban a
convertirse en ropa para los niños. Se hacían huertas y quintas, las papas se
guardaban en las llamadas “paperas”, un pozo semi profundo con pequeñas paredes
y techo y una entrada, todo herméticamente cerrado, las zanahorias se
enterraban en un pozo cubierto de arena, los repollos se colgaban en la
oscuridad de una bodega, la mantequilla se hacía con la nata de la leche que producían las vacas en el campo y se batía a mano, luego se lavaba
muy bien y se guardaba en cajas de madera en lugares sombríos o bien en latas
dentro del agua.
Oficina de FFEE de Chile y Aduana en Puerto Aysén, construídas en madera
En los pueblos usábamos la
bolsa de género para el pan, la malla para la carne y pilgua para las papas,
frutas y verduras y no se usaban en otra cosa. Jamás una dueña de casa llevaba
la malla de la carne para comprar otros elementos. Si uno compraba ropa, el comerciante
la envolvía en papel y ese papel se utilizaba posteriormente para forrar un
libro o un cuaderno. Nosotros no éramos ecologistas ni ambientalistas, éramos
solo aiseninos, que cuidábamos nuestro entorno, que salíamos a recoger
calafates para hacer dulces o frutillas para el mismo fin, sin destruir ni las
matas de calafate ni las praderas donde se daban las frutillas silvestres.
No han sido los afuerinos los que nos han enseñado a preservar nuestro entorno,
no, es nuestra cultura de vida. Nosotros nacimos en un territorio de
precariedad material producida por la lejanía y supimos cuidar todo lo que
teníamos. En los pueblos como Chile Chico, existía una red de pequeños canales
que cruzaban todas las calles llevando el agua necesaria para regar a balde las
huertas, quintas y jardines.
Es bueno recordar y es bueno enseñar a los
otros sobre nuestra cultura y nuestra forma de vida, sencilla, sin alardes de
grandeza, sin necesidades de construir mansiones, solo tener las casas cómodas
y acordes al entorno. Así vemos en lugares como mi pueblo mucha construcción de
adobe, vemos en Puerto Guadal lindas construcciones de ladrillos y en ambos
lugares, el uso de la cal como preservante de la materialidad de las casas. Más
al sur vemos construcciones de madera, lo mismo hacia el norte de la región.
Aysén fue colonizado por personas de
distintas procedencias, chilotes que dejaron su impronta y sabiduría,
huilliches-mapuches que enseñaron sus técnicas, extranjeros que enseñaron otras
formas de vida, chilenos del centro del país que se preocuparon de traer los
frutales y sus costumbres de chilenidad, en fin, somos una amalgama de muchas
culturas.
A mí me alegra escuchar testimonios como el
de la señora Cristensen y siento que personas como ellas son los colonos del
Siglo XXI, con otra mirada, tal vez mucho más comercial que la que tuvieron
nuestros padres o abuelos que solo vinieron a buscar una oportunidad de futuro,
pero esa mirada de estos nuevos colonos, va de acuerdo a los tiempos en que
vivimos. Bienvenidos sean.
Primera Iglesia Catolica de Chile Chico construída en adobes
Creo que esta será mi penúltima entrada en este año 2016, en el cual no he estado muy trabajadora ni creativa. Como regalo de Navidad les dejo la foto de la casa de don Lucas Bridges en el Valle Chacabuco. ¡Feliz Navidad y que tengan unas lindas fiestas!
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