miércoles, 6 de abril de 2022

Un viaje de nuestro Presidente Pedro Montt al sur.

 

Continuando con los escritos de la señora E, aquí les dejo este relato.

Como buen presidente, don Pedro Montt, cuando estaba en su puesto fue al sur para conocer sus poblaciones y problemas. Cuentan que cuando llegó a Temuco, todos lo saludaban con cariño, tanto los chilenos como los descendientes de extranjeros. También se juntó una gran cantidad de araucanos a conocerlo y saludarlo. El los saludó con mucho cariño y los felicitó por su orden y buena conducta. De repente le dijo entre risas, he oído que ustedes a veces se comen un caballo u oveja del vecino. Allí un mapuche se adelantó y con mucha honradez le dice que es cierto, que cuando ven un animal gordo de algún vecino y tienen deseos de comer carne se lo comían, pero le dijo, a nosotros nos han dicho  que en Santiago todos robar, hasta el Presidente robar y ese ser rico y no tener hambre.

El presidente le pregunta muy divertido que quienes decían eso y el mapuche muy honrado le dice “aquí todos decir eso”.

Dicen que Su Excelencia lo contó en Santiago, a su regreso, con mucho sentido del humor diciendo que en todas partes se aprende algo y los araucanos son valientes para reconocer sus faltas y robos, no como muchos…





Documento histórico

Nuestra soberanía en el Estrecho de Magallanes 




domingo, 3 de abril de 2022

El barco Helga

 Hoy me dedicaré a contarles una historia de un barco de mi querido lago, para ir matizando los relatos de la seeñora E, con mis propios relatos.

Ayer tuve la agradable visita de don Mario Sepúlveda Bering y su hijo Tomás. Don Mario es arquitecto Naval y aunque tiene muchas importantes obras a su haber, en Chile y el extranjero, es una figura histórica en nuestra historia lacustre, ya que fué el arquitecto de nuestra querida barcaza Pilchero. Fue una grata y larga conversación, tanto con don Mario como con Tomás, quien es antropólogo. Durante cereca de trs horas hablamos de muchos temas históricos y entre otraas cosas me contó que era amigo de uno de los hijos de Paul de Smet, quién le contó la historia del barco que  la colonia había traído desde Europa. Como eso no es verdad, hoy les quiero contar el detalle de la historia del  barco Helgo, que fuerea propiedad de los belgas de Chile Chico.


Cuando en el año 1949 se establecen en Chile Chico los miembros de la comunidad belga, traían entre sus proyectos el construir una embarcación de cien toneladas. Al no poder concretar este proyecto, por lo oneroso que les resultaba, deciden comprar en Caleta Córdoba una embarcación que se encontraba varada. Este barco fue construido en un astillero del Río Tigre en Argentina aproximadamente en año 19181. Hecho en madera de quebracho, de gran dureza, que provenía de la zona de la Provincia del Chaco, fue proyectado para la navegación a vela, teniendo un motor auxiliar semidiesel de fabricación alemana de marca Bollinder. Desde su construcción, hasta fines de la década del treinta se dedicó al cabotaje marítimo entre Bahía Blanca y Comodoro Rivadavia. A fines de esa década, fue comprado por doña Elizabeth Doolan Biggs viuda de Jensen quien era propietaria de una estancia en Tierra del Fuego hasta donde lo traslada. En 1941 es vendido a doña Catalina Morrinson esposa de John Dick Henderson, quien lo matricula con el nombre de “Helga” ,bajo bandera chilena en el puerto de Valparaíso. En 1946 la familia de doña Catalina Morrinson vende nuevamente el barco, esta vez a don Pedro López Alfonsín, quien lo traslada a Río Gallegos y le consigue una matricula bajo bandera argentina y mantiene el nombre de “Helga” para el barco. El señor López Alfonsín forma una sociedad dedicada a la pesca del cazón, pez abundante y recién aparecido en el Golfo de San Jorge, y traslada al “Helga” hasta esa zona. El cazón tenía una alta demanda pero desapareció rápidamente y el negocio no fue próspero. Anclan la nave frente a Caleta Córdoba a veinte Km. De Comodoro Rivadavia. Un fuerte temporal arrastró la nave y ocasiona considerables pérdidas a unas instalaciones de YPF, empresa petrolera que entabla pleito en contra de los dueños de la embarcación.. Poco tiempo después otro temporal arrastró al barco hasta las playas de Caleta Córdoba dejándola en muy mal estado. Allí lo encuentran los miembros de la comunidad belga de Chile Chico que andaban en la búsqueda de un barco de similares características y a fines del año 1949 deciden comprarlo. Hecha la transacción, contratan un camión de YPF de grandes proporciones y trasladan el barco hasta el sector del río Pedregoso en las cercanías de Perito Moreno. Lo dejan allí por un tiempo para reparaciones urgentes y luego lo remolcan con el barco “Chile” hasta Chile Chico en donde en poco tiempo queda en condiciones de navegar. Por muchos años el “Helga” sirvió no solo a los miembros de la colonia belga sino que a toda la comunidad. Pero sus armadores no tenían como principal actividad el cabotaje lacustre y deciden arrendar esta embarcación. Estando el barco en Puerto Ingeniero Ibáñez, cargado con más de cuarenta tambores de bencina, una imprudente maniobra de uno de sus tripulantes, que al sentir un fuerte olor a combustible, abrió las escotillas y encendió un fósforo para comprobar el estado de la carga. La llama del fósforo enciende inmediatamente el gas acumulado en las bodegas, y el “Helga“ vuela por el aire en una gran explosión que felizmente, no afectó al tripulante que milagrosamente logró saltar al muelle. Así terminó la historia de una embarcación que navegó en el Atlántico, en el Pacífico y en el Lago Buenos Aires.

1 Smet de, Pablo: Correspondencia personal