El año pasado les hablaba de la mina de oro existente en Chile Chico y llamaba a reflexionar sobre la necesidad de tomar precauciones en cuanto a las actividades industriales en mi región. Hoy quiero contarles que la mina cerró y despidió casi al 100% de sus trabajadores ,lo que trae un mal pronóstico para nuestro pueblo. Son casi 300 familias que directa o inderectamente vivían de la mina.Lo malo es que la autoridad fue inepta, que se quedó quieta con pequeñas prebendas otorgadas por la empresa, algún pasaje para un artista en la semana de Chile Chico, un regalo para un bingo, una ayuda aquí y otra allá, pero nunca se hizo por ejemplo un programa de gestión por competencia en la empresa, nunca se le exigió a la minera el certificar a sus trabajadores y hoy muchos de ellos , que trabajaron seis, ocho o diez años en determinada faena, que adquirieron experticia en geología, en laboratorio, en mantención, no pueden demostrar ante ninguna otra empresa que son trabajadores calificados. Es lamentable. Ayer me contaban que ya están inundando los túneles y eso significa que no hay mucho futuro, que no será un cierre temporal como el del 2000, sino que es casi definitivo. Espero que los ambientalistas de Aysén vengan a Chile Chico y hablen con los trabajadores despedidos ¡todos están tratando de irse a la empresa Hidroaysén!. La verdad sea dicha, la gente necesita comer, necesita vivir y creo que no serán estos mineros los que apoyen iniciativas de rechazo a la instalación de faenas de cualquier tipo en la región. Yo lamento el cierre de esta faena minera porque traerá muchos problemas a la comunidad, empezando por la deserción escolar, la baja en la matrícula en escuelas y liceos ypor ende, menos ingresos en educación. En fin, esperemos que esta vez las autoridades tengan un poco más de seso, un poco más de inteligencia ( que les ha faltado bastante) y si reabre la mina, tomen las providencias del caso y en un futuro los trabajadores no salgan sin competencias laborales demostrables.
Como hija de Aisén y originaria de la zona del lago General Carrera (Chelenco) quiero ir contándoles un poco de nuestra historia y espero que sea del agrado de quienes visitan este blog
miércoles, 5 de noviembre de 2008
domingo, 2 de noviembre de 2008
Regreso en un poema
Biopoemagrafía
De la carretera austral saqué a un abuelo
Que anduvo todos los caminos por el norte,
De él heredé su ímpetu
Y para mi futuro, un padre de pasaporte.
Del General Carrera saqué al otro
El que cortó las olas contra el viento
Su barco aún navega
Por la bahía calma de mis pensamientos
De él… heredé el coraje
Las ganas indisolubles
De poner la proa al frente
Y navegar incluso contra el oleaje
De Guadal al sur, saqué a mi padre
Faro invisible de una huella imperecedera como el tiempo
El hizo el camino de Bertrand a Cochrane
Y en sus ojos mi orgullo se me infla
Hasta dejarme sin aliento
De él… heredé la humildad
Sutil huella de un patagón,
Me enseñó a guardar los remilgos en un bolsillo
Y sacar del otro las palabras del corazón
De mi historia y mil más, saqué a mi madre
Biógrafa interminable del anonimato de nuestras vidas
Temporera de cuentos otoñales,
Buscadora incansable, descubridora empedernida
De ella… heredé el tono sepia de mi tierra
Ese respeto silencioso a la gruesa raíz que al pasado nos aferra.
De un patio grande como la pampa
Saqué tres hermanos apurados
Firmes como espigas
Encaramadas frente al viento,
Con ellos comparto la vida, el paisaje
Y la fortuna de tenernos en cada momento
De un abrazo caldeado con mi hermosa mujer
Derretí la nieve del despuntar del invierno
Y saqué gozoso
Un hijo que de miles me parece el más hermoso
En él, heredaré mi ingenuo espíritu provinciano
Sencillo como un mate calabazo
Preciso como el tiempo de un asado al palo
Complejo como truco gallo
Sincero como el verso del baqueano
Y verdadero como los sueños de mis abuelos, mis padres y mis hermanos…
Pedro Durán Ivanoff
Colono de la fértil, fuerte y vigorosa Trapananda.
De la carretera austral saqué a un abuelo
Que anduvo todos los caminos por el norte,
De él heredé su ímpetu
Y para mi futuro, un padre de pasaporte.
Del General Carrera saqué al otro
El que cortó las olas contra el viento
Su barco aún navega
Por la bahía calma de mis pensamientos
De él… heredé el coraje
Las ganas indisolubles
De poner la proa al frente
Y navegar incluso contra el oleaje
De Guadal al sur, saqué a mi padre
Faro invisible de una huella imperecedera como el tiempo
El hizo el camino de Bertrand a Cochrane
Y en sus ojos mi orgullo se me infla
Hasta dejarme sin aliento
De él… heredé la humildad
Sutil huella de un patagón,
Me enseñó a guardar los remilgos en un bolsillo
Y sacar del otro las palabras del corazón
De mi historia y mil más, saqué a mi madre
Biógrafa interminable del anonimato de nuestras vidas
Temporera de cuentos otoñales,
Buscadora incansable, descubridora empedernida
De ella… heredé el tono sepia de mi tierra
Ese respeto silencioso a la gruesa raíz que al pasado nos aferra.
De un patio grande como la pampa
Saqué tres hermanos apurados
Firmes como espigas
Encaramadas frente al viento,
Con ellos comparto la vida, el paisaje
Y la fortuna de tenernos en cada momento
De un abrazo caldeado con mi hermosa mujer
Derretí la nieve del despuntar del invierno
Y saqué gozoso
Un hijo que de miles me parece el más hermoso
En él, heredaré mi ingenuo espíritu provinciano
Sencillo como un mate calabazo
Preciso como el tiempo de un asado al palo
Complejo como truco gallo
Sincero como el verso del baqueano
Y verdadero como los sueños de mis abuelos, mis padres y mis hermanos…
Pedro Durán Ivanoff
Colono de la fértil, fuerte y vigorosa Trapananda.
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