sábado, 21 de julio de 2007

Postales de mi tierra

Quiero explicarles que en un ataque inusitado de "envidia", quise imitar a nuestros guanacos voladores y cámara en ristre salí a buscar en las cercanías de mi pueblo las mejores fotos para ustedes. Lo lamento, no lo conseguí. Como los guanacos vuelan, y además tienen la oportunidad de hablar con sus congéneres y con toda la fauna y deben recibir de ellos los datos de las maravillosas postales que nos entregan, es posible que tengan más opciones de tomar bellas fotos. De todos modos decidi con humildad ofrecerles estas imágenes captadas el día de hoy. Decididamente necesito otra lección de patagonialink para colgar las fotos o un buen consejo de los guanacos voladores.
El Lago vestido de plata en el atardecer
El Chelenco

El camino hacia el lago



Sigue la majestuosidad de la montaña



Camino al sector de Laguna Jeinimene, radiantes colores de un día invernal


viernes, 20 de julio de 2007

Pucha que es linda mi tierra


Así dice la tonada. Lo malo es que de pronto Aisén se convierte en algo así como Macondo. Es como peculiar lo que sucede, y como somos tan pocos los habitantes, las noticias, no corren, sencillamente vuelan. Ocurre que hace un tiempo, un ex seremi fue acusado de comprar los zapatos y las parkas Columbia para él y su señora, con cargos a su repartición, después otro ex seremi, y nada menos que el de Economía, fue acusado por un supermercado de sustraer productos. Luego la Directora del Sename fue acusada y detenida, por consumo y posible cultivo de marihuana. Ahora nuestro diputado PPD, es acusado por un funcionario de Lan, de llegar en estado de intemperancia al aeropuerto de Pudahuel, de hacer escándalo y de agredirlo. ¿Es o no es Aisén un Macondo?. Aquí no más pueden suceder estas cosas tan surrealistas. Para colmo a nuestro Senador colorín lo acusan de díscolo y esta palabra según la Real Academia significaría que nuestro Senador es: revoltoso, enredador, turbulento, intrigante, informal, vivaracho, o demonio y para que andamos con cosas, será un poquito duro de mechas, pero la verdad es que quien inventó este adjetivo para los congresistas que se escapan de la norma, debió haber consultado el diccionario. Nuestro Senador DISCOLO lo único que tiene de demonio es el color del pelo, o más bien tenía, porque ahora que se puso viejo parece que se tiñe con agua oxigenada.
Mientras esto sucede, en Chile Chico nos hemos quedados aislados porque la Barcaza El Pilchero capotó, se le fundió el motor y tenemos para un buen rato, y mientras tanto, los chilichiquenses debemos viajar en apretados minibases sobre la cubierta de la Chelenco, una barcaza diseñada para transportar camiones y no pasajeros. Por cierto, en plena baja temporada no hay pasajes y si esto sigue así, hay que olvidarse de que llegarán turistas en la alta temporada. Claro, hay muchos que vienen por la carretera o por Argentina en sus vehículos, pero la gran mayoría son turistas extranjeros que viajan sin vehículo y que usan los medios de transporte disponibles en la zona, y en Sernatur se publicita que el General Carrera se cruza en trasbordador en forma diaria . En resumen, también tenemos un translago y ya se anuncia un cabildo para reclamar. ¡Pucha que es linda mi tierra!

jueves, 19 de julio de 2007

El Pilchero

Un pilchero aisenino
Pilchero moderno con maletas

A pedido de Matvi vamos a explicar lo que es un pilchero. Comenzaré diciendo que el pilchero fue y aún es, en muchos lugares de mi tierra, un animal de transporte de primera necesidad. En los pilcheros se trasladaban los víveres, las cosas para la casa y todo lo necesario para vivir.
El pilchero debe ser preferentemente un caballo manso y no muy alto. Se ensilla de manera diferente al de un caballo de montar. No lleva riendas, sino que lleva bozal y cabresto, o sea se le prepara para que siga de tiro al caballo montado. Muchos caballos pilchereros son buenos para seguir y no es necesario ponerle el bozal y el cabresto. Lleva una pelera y sobre ella unas pieles de capón u oveja para darle blandura. Encima de estos cueros va puesta una cangalla de madera, que se llama cruceta porque tiene forma de cruz. Otras veces se le ponen bastos, es decir cilindros rellenos con paja o lana. Esto se aprieta con dos cinchas, una a la altura de los codillos y la otra entre la panza y la verija, a las cinchas se les pone una soga para que no salgan de su lugar .Para cargar el pilchero se les pone una especie de “maletas” llamadas chiguas que son confeccionadas casi siempre con alambre forrado con tiras de cuero corredizas. Las chiguas que siempre son dos, una para cada lado del caballo, se sujetan entre sí por unas maneas. La carga que va en las chiguas se pone envuelta en lona. Por último para equilibrar las chiguas se pone otro bulto que se llama soborno y que va en medio de ambas chiguas. Todo se cubre con un tapacarga que es una lona fuertemente amarrada con soga, que pasa por las cinchas y rodean todo el cargamento. Esta soga se llama reata. Existen dos tipos de reatas: la cinchón y la guanaquera que se diferencias por el modo de atar la carga. La reata guanaquera es más liviana. En la actualidad, en el montañismo se usa el pilchero pero moderno y lleva en vez de chiguas, modernas maletas que se compran en casas especializadas. En mi tierra se usa el dicho "soltar las reatas" para decir que uno se desabrochará la ropa, el pantalón, el sosten o lo que le incomode a la persona.

miércoles, 18 de julio de 2007

Yo acuso


Hoy me he puesto a pensar en el proceso de colonización de Aisén. En las tremendas dificultades que tuvieron los primeros pobladores para llegar hasta la zona, transitando por la República Argentina en viajes que muchas veces duraban años. También me he puesto a pensar en la cultura ganadera de nuestra región, en nuestras arraigadas tradiciones campesinas. Es cierto, nací en una familia que no tuvo que ver con el campo, pero crecí rodeada de campesinos en mi pueblo, cuyas únicas actividades en mi infancia eran la ganadería y el comercio. Crecí escuchando hablar de señaladas, pialaduras, rodeos, troperos, jineteadas. Luego, cuando me fui a vivir a Cochrane esa vivencia se hizo mucho más fuerte. Allá mis amistades provenían en su mayor parte de gente criada en el campo. Siempre me sentí admirada de tantos conocimientos, de la sencillez de sus vidas, de la facilidad que tenían para sortear dificultades de toda índole. En Cochrane comencé a ir a señaladas, a disfrutar las fiestas con acordeón y guitarra, a hacerme adicta a la ranchera, un baile precioso, a la poesía campesina que en su sencillez es un dechado de consejos o bien nos transmiten historias. Muchas veces fui a lo que era la Estancia Baker, después Estancia Lago Bertrand, por último Estancia Valchac. Esa estancia estaba dividida en numeroso cuadros o potreros de grandes extensiones como “el 18”, “el Hunco”, “la cerrillada”, “el cuadro grande” etc., todos lugares que estaban a cargo de un capataz y algunos trabajadores. Hoy eso se terminó y yo acuso a doña Cristine MacDewitt de Tompkins de haber atentado contra nuestra cultura, contra nuestras tradiciones, contra nuestra forma de vida. Hoy hay grandes extensiones de tierra sin alambrados, ya no hay movimientos de animales, ya no hay troperos, ya no hay arreadores, ya no hay esquiladores, ya no hay faenas de señalada, de marcación, de capa. La dieta principal de los aiseninos y sobre todos los del sur de Aisén era la carne de capón y estos se compraban principalmente en la Estancia Valle Chacabuco. Hoy quedan pequeños campos que mantienen unas pocas ovejas y a todos los que están en las cercanías del campo de doña Cristine les acecha el peligro que los pumas y zorros que ella cuida tanto, les coman los corderos. Tengo miedo a esta compra de doña Cristine, tengo miedo porque además está comprando en la frontera argentina, tengo entendido que ya compró la Estancia Sol de Mayo y va por más, y va a llegar el día en que también saque los alambres y derribe los hitos fronterizos y vamos a tener serios conflictos con nuestros vecinos. En los albores del Siglo XX Aisén perdió territorio, lo mismo que Magallanes, por la costumbre de los estancieros propietarios de tierras colindantes en ambas fronteras, de sacar los alambres. No me gustaría ver que suceda lo mismo. Yo acuso a doña Cristine y a su marido el señor Tompkins, de no cuidar lo principal que tiene esta región: sus habitantes, sus tradiciones, su cultura. Me parece bien cuidar a los guanacos, zorros y pumas pero Aisén tiene enormes reservas de tierras para ello ¿para que destruir entonces la fuente de trabajo de casi medio centenar de familias campesinas y romper de un porrazo con nuestras tradiciones? Me alegra haber escrito la historia de esa estancia antes de que la compraran los Tompkins, al menos hay un referente escrito para los futuros reclamos. Aisen, tierra de gauchos pero donde también se acentuó la chilenidad, La foto de estos huasos lo acredita.

lunes, 16 de julio de 2007

La Cueva del Indio

Este es el ingreso a la Cueva del Indio, un lugar muy cercano de Chile Chico que fue refugio de los tehuelches. En su interior existían pinturas rupestres que casi ya no están porque se ha dado paso a los graffiti. Si visitan Chile Chico vale la pena darse una vuelta por el Cerro del Indio y entrar a la famosa Cueva.

Mis dos Princesas

Ellas son Sofia y Constanza. Esta foto fue tomada hoy en el interior de la Cueva del Indio donde fueron de excursión

Mis cuatro tesoros

Aquí están lo mas marvillos de mi vida, mis cuatro nietos. El de parka azul es Valko mi nieto mayor (7 años), le sigue su amiguita Valentina, después mi nieta Sofía de 5 años, después mi nieto Martín de cuatro años y por último Constanza de tres años. Comparto con ustedes a mis tesoros, los que me llenan la vida, los que me hacen rabiar, los que me gastan el papel en numerosas obras artísticas y los que ahora además de sus padres , de mis hijas y mi marido son un verdadero regalo de Dios.

Recuerdos aiseninos

Durante muchos años Aisén fue una zona de confinamiento voluntario. En lejanos lugares se instalaron familias que comenzaron abriendo senda a machetazos hasta llegar a un terreno llano e instalarse allí. Todas sus pertenencias se transportaban en pilchero, único medio de transporte de carga. En muchas zona no existía la posibilidad de llegar con una carreta. Se vivía en la precariedad absoluta de elementos y todo lo que se tenía se cuidaba y mantenía. Cuando el dueño de casa salía una vez al año a hacer sus compras, normalmente en algún poblado argentino, traía la harina, la yerba, el azúcar, la sal y todas aquellas especies que ellos no pudieran producir. A veces llegaba con algunas golosinas para sus hijos. Así por ejemplo las hermosas latas de galletas Terrabussi se convertían en receptáculo del azúcar. Si se llegaba a comprar un tarro de mantequilla La vaquita, este tarro pasaba a convertirse en lechero, las cajas de calugas Tofee se convertían en costurero, las bolsas harineras pasaban a ser sábanas, cortinas e incluso ropa interior. En casi todas las casas la gran adquisición fue la máquina de coser, después el molinillo que servía para moler las legumbres, el trigo y el café que se compraba en grano. La música siempre fue acompañada por una guitarra, elemento casi indispensable en la ruda vida del campo. La guitarra era casi sagrada y nadie más que el dueño o la dueña la tocaban, las cuerdas eran escasas y el deleite de una pieza musical alegraba a todos los miembros de la familia. Muchos años después se introdujo la radio, primero, los más pudientes tuvieron una radio a batería que cargaban con algún molino de viento artesanal, luego con los años vino la radio a pila. Yo recuerdo mis años de adolescencia cuando llegaron los pic-up a pilas. Quienes teníamos uno solíamos ser invitados a muchas fiestas y cuidábamos las pilas como hueso santo. Aprendimos a cargarlas o recuperarlas calentándolas y también pasando la parte de atrás de un lápiz a mina. Eran otros tiempos, tiempos de cautela económica, de cuidado de los bienes. Hoy todo es desechable. Recuerdo las sábanas de tocuyo, luego las de crea, blanca y cruda. La crea cruda debía pasar por un largo proceso de lavado para ser blanqueada, incluso se ponía en lejía (agua con ceniza) para quitarles ese color feo que tenían y para hacerlas más suaves. Eran sábanas que duraban muchos años y en ellas las mujeres de muy niñas aprendían a bordar y había una verdadera competencia entre las jóvenes de quien bordaba más bonito. Los hilos se encargaban al jefe de familia en su viaje anual y después se le compraban a los mercachifles. En los pueblos como el mío todo eso se encontraba ya que había bastante comercio. Muy atrás han quedado esos tiempos. Hoy Aisén está comunicado de norte a sur por la carretera Austral y podemos encontrar en todos los pueblos negocios que nos abastecen de todo y además nos acostumbramos hace rato a vivir en la cultura de lo desechable. Hoy parece no le vamos a dejar a nuestros hijos esas reliquias que tenían nuestros padres. Un comedor que sirvió durante toda una vida o una alacena o “trinche”. Hoy basta ir a la tienda más cercana o comprar por Internet para renovar toda la casa y así vamos desechando las cosas y nuestros muebles, nuestro objetos no tienen historia como la que tenía aquellas cosas en casa de nuestros padres o abuelos. En lo personal yo no tengo recuerdos materiales de la casa de mi infancia, ya lo conté en otra oportunidad y tal vez por eso me dedico a rescatar la historia de las personas.