Soy de una generación que estudió la instrucción primaria en la escuela pública, que la secundaria la hizo matizada en colegios religiosos y un colegio fiscal . Creo sinceramente que recibí una formación de excelencia. En la escuelita de mi pueblo además de enseñarnos muchas cosas para cultivarnos y obtener conocimientos científicos, también nos preparaban para la vida. En la escuela aprendí a bordar, a tejer, a pegar botones incluso a tejer a telar. Se suponía ( y así era en efecto) que la gran mayoría de las niñas no estudiarían la enseñanza secundaria y por eso se las preparaba para ser dueñas de casa. Aprendi también a hacer huertos y jardines, aprendí a cantar, a actuar en un escenario, en fin, aprendi muchas cosas que me han servido en la vida. En la escuela secundaria me enseñaron a ser culta, me guiaron en conocer las matemáticas, las ciencias sociales, el lenguaje, la filosofía, la educación cívica, la religión. En fín, me cultivaron y eso se agradece, pero quiero decir con firmeza que la EDUCACION me la dieron en el hogar. Mis padres me educaron con reglas claras, me entregaron el valor del respeto, de la no discriminación, de la amabilidad, de la puntualidad etc. La educación en definitiva fue en el hogar y la enseñanza de conocimientos fue en la escuela.
Hoy en mi país se quiere hacer " la más profunda reforma educacional" y esa frase ya la hemos escuchado muchas veces. Una reforma no es simplemente meterle más plata a las escuelas, liceos o univerdidades. No habrá reforma posible si no se aborda lo fundamental : LA FAMILIA. La familia es en definitiva la gran formadora, la que entrega valores, la que entrega reglas de educación. La escuela no es más que una entidad de entrega de conocimientos. En la clase de inglés o de matemáticas, dificilmente el profesor le enseñará a un alumno el modo correcto de comer, de sentarse, de sonarse la nariz etc. El profesor le entregara al alumno CONOCIMIENTOS y los padres le entregaran al alumno EDUCACIÖN. Pero es difícil que se logre al menos en esta generación que los jóvenes sean educados. Hoy los jóvenes no tienen respeto ni por sus profesores o por sus pares, hoy los jóvenes son agresivos, prepotentes, desinteresados en los demás y eso es solo porque no han recibido en sus hogares los valores necesarios.
Creo que la GRAN REFORMA debiera comenzar interesando a los padres, formando a los padres, responsabilizando a los padres, de otro modo será imposible.
Hace pocos días una persona me contaba que fue citada a una reunión del Centro de Padres del liceo de mi pueblo. Allí estudian más de 350 jóvenes. A la Asamblea General del centro de padres no llegaron más de veinte apoderados. Eso avala mi tesis de que la gran reforma pasa por educar a los padres, por interesarlos en sus hijos, por enseñarles a darse el tiempo de conversar con ellos, de compartir la mesa, de revisar sus deberes, de asistir a las reuniones, de saber en que andan y con quien andan.
Yo me siento orgullosa de la formación que recibí, una formación integral, que me entregó conocimientos en la escuela y educación y valores en la casa. A eso debiéramos volver, a tener padres con responsabilidad, comprometidos y amorosos con sus hijos. En el hogar se puede ser estricto y se puede entregar mucho cariño sin necesidad de castigos físicos pero con disciplina.
Espero realmente que esta "Gran Reforma" no sea solo una inversión económica y una manera de darle el gusto a la juventud que han marchado por las calles pidiendo "educación de calidad" sin saber que la educación pasa por el hogar y si en el hogar no les entregan educación de calidad, no es culpa del Estado.
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