En dos meses más cumpliré 70
años. Setenta años de vida patagónica y aisenina, setenta años en los que he
sido testigo de muchos hechos históricos de mi región y haber conocido en
persona a muchos protagonistas de nuestra historia. Nací en Chile Chico en la
primavera del año 1946 en una pequeña casa de tres habitaciones. Recuerdo mucho
esa casa,ubicada en el sector del muelle, tenía un dormitorio, una sala de
estar y comedor y una cocina. No teníamos baño, solo una letrina al fondo del
patio que era lo usual. Recuerdo que la cocina era muy oscura, tenía solo una
pequeña ventana que daba al cerro y el motivo de la oscuridad era que se estaba
construyendo la casa que en definitiva
fue en la que transcurrió gran parte de mi infancia y adolescencia. Una casa
grande, cómoda, con baño y que se adosó a la pequeña casita de tres
habitaciones en la que nací. Era una casa que sobresalía en el pueblo, que
tenía grandes ventanas que daban al lago y una de las pocas que no le dio la
espalda al lago como casi todas las casas de mi pueblo, que por razones del
viento no se hacían ventanas mirando ese maravilloso paisaje. Mi barrio era un
hervidero de acontecimientos, allí estaban los muelles y casi todo el
movimiento de pasajeros que entraban y salían de mi pueblo. Al lado de la
pequeña casa en la que nací, mi padre tenía otra pequeña casa de tres habitaciones
en las que vivían los paisanos búlgaros que trabajaban con él en sus camiones.
Frente a esa casa estaba el taller de mi padre con cientos de herramientas, al
fondo lo que se llamaba el corral, un lugar donde teníamos un caballo “el
pancho”, que le servía a mi padre o a sus paisanos para ir al río Jeinimeni a
buscar el paso para cruzarlo. Luego estaba el sitio de don Heraclio del Campo,
funcionario de la Oficina de Tierras que le vendió a mi madre esa propiedad,
pero que siempre llamamos “el sitio de don Heraclio”. Allí mi padre tenía un
muy buen galpón y ese galpón sirvió para muchas cosas, entre ellas para
convertirlo en casa cuando el fisco nos expropio la propiedad en la que vivíamos hacia fines
del gobierno de don Jorge Alessandri. Ese era mi mundo y en ese mundo conocí a
muchos personajes de mi pueblo, de mi provincia, de la Patagonia y del país. La
casa de mis padres era bella y cómoda y hasta ella llegaron grandes personajes.
Allí por ejemplo conocí a Don Eduardo Frei Montalva, también a don Julio Durán
Neumann y conocí a Eudaldo Lobos,
pariente político de mi madre, diputado socialista ,que vino a hacer campaña.
El tío Lalo era bien bueno para la chupandina y todo un personaje. También conocí
a don Augusto Grosse, quien fuera bastante amigo de mi abuelo y luego de la
familia y en cada viaje con su gente ocupaba el galpón del sitio de don Heraclio
y compartía mucho con nuestra familia. El no tenía una relación fluida con mi
padre, ya que mi padre siempre estaba interesado en saber cosas de Europa y don
Augusto no quería hablar del tema, pero si recuerdo acontecimientos familiares
en los que él participo y cantaban en alemán algunas canciones como aquella que
decía OH Naranjal que verdes son tus hojas ( no lo escribo en alemán porque
aunque canto esa canción en su idioma original no tengo idea de cómo se
escribe).En mi casa conocí a varios políticos, pero también conocí a muchos
pobladores. Mi padre tenía un barco y era muy amistoso y era normal recibir
gente ( del interior) o de adentro como se decía para especificar que eran de
la zona interior del lago.
Son 70 años de ser testigo de la
historia. Quiso el destino que yo me dedicara a hacer investigaciones
históricas sobre mi entonces Provincia, hoy región ,y lo he podido hacer desde
el conocimiento de los hechos y de los personajes o de recibir la información
de primera fuente, ya sea desde la voz de mi familia o de la voz de pobladores
a los cuales traté y compartí con ellos. Nacida en Chile Chico viví un año en
Puerto Aisén, dos años en Coyhaique, diez años en Cochrane y volví a mi pueblo hace ya 39 años. Conozco mi
región prácticamente completa, aunque me falta ir a Puerto Raúl Marín Balmaceda
y a Bahía Exploradores. Me dedique a
contar la historia de Aysén por la sencilla razón de que siento una profunda
admiración del proceso de colonización y poblamiento. De alguna manera , mis
libros, son un tributo a los pobladores, hombres y mujeres que hicieron posible
el Aysén que hoy disfrutamos. Indudablemente el haber recibido la información
de primera fuente, el haber conocido los hechos cuando sucedieron y el haber
conocido a los protagonistas de esos hechos, es una ventaja que tengo sobre los
investigadores que hoy escriben sobre Aysén.
El Motivo de esta entrada es
contar de que estoy escribiendo una especie de biografía, aunque no hablare de
mi vida, sino de las cosas de las que fui testigo, de las personas o personajes
que conocí, de las circunstancias en que sucedieron algunos acontecimientos y
de mis sensaciones en torno a esos acontecimientos. Me tocó vivir el Aysén sin
caminos, solo con huellas o sendas , me tocó vivir el Aysén sin agua potable,
sin electricidad, sin comunicaciones y luego el Aysén que fue teniendo de todo y
que se fue transformando. Me tocó vivir la Patagonia amistosa, solidaria,
viajar por varios días junto a mis padres para ir a Comodoro Rivadavia ( Hoy se
hace en pocas horas), me tocó vivir el viajar en los pequeños barcos que
surcaban el lago, me tocó vivir la puesta en serivio de la barcaza “La Pilchero”,
luego “la Chelenco” y ahora “La Tehuelche”, me tocó viajar en aviones
monomotores y también los DC3, para luego pasar a los Jet y ahora a los Boeing
para salir de la región. Me tocó vivir la erupción del volcán Hudson, la muerte
del Teniente Merino, la instalación de una pasarela sobre el río Jeinimeni, la
apertura de la carretera austral , las faenas mineras de Puerto Cristal, Puerto
Sánchez y Puerto Guadal y ahora la minera de Chile Chico y de ello quiero
hablar. Quiero hablar desde mi mirada, mi experiencia y mis emociones. Este es
un pequeño adelanto. No sé cuando saldrán mis relatos, pero en eso estoy
trabajando, contando mi región desde el corazón y las emociones, contando mi
Patagonia, que es más que el territorio aisenino. En fín, en algún momento Dios
mediante, saldrán a la luz estos recuerdos, bellos recuerdos de una mujer
aisenina que le agradece a Dios y a la vida las muchas bendiciones que ha
recibido, entre ellas la de haber nacido en Aysén.
La foto corresponde al Chile Chico de mi infancia, la casa blanca a orillas del muelle era la casa de mis padres. Comparto con nostalgia esta foto de los lugares en que se desarrolló mi infancia y juventud. Hay una x en la foto, en ese lugar vivo actualmente.
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