Caminaba por la huella ,rumbeando pa’ mi destino,
mi caballo muy cansado, yo, con el cuerpo dolido,
recordando aquellos años de tropero en los caminos.
Me baje de mi montura
y le di descanso a mi bestia.
Como hacía algunos años que no andaba en esos lares
me encontré todo alambrado y mucho letreros PARE.
Me llamó mucha atención la profusión de letreros,
unos pocos del gobierno y otros tantos muy ladinos.
Propiedad privada dicen, no pasar decían otros
Y me parecieron mezquinos.
y me pregunté desde cuando
El Baker tenía dueños.
Quise armarme de un fogón y cebarme algunos mates,
ahí mismo llegó un peón con cara de mal talante.
Me dijo medio altanero, ¡usted debe retirarse!.
¡Oiga amigo cálmese , le dije con voz pausada,
¿Desde cuando que este río, le pertenece a alguien?.
Mire don, me dijo el hombre, yo solo cumplo las órdenes.
Un gringo compro estos campos y no deja pasar a naiden.
Ahí mismo me enfurecí y quise yo encapricharme.
¿Que se cree el hombre ese, pa’ hacerse dueño del Baker?
Recordé cuando llegaron, los gringos hace algunos años.
Muchos llegaron mansitos, como corderitos nuevos.
Conquistando la confianza de los hombres pioneros
a quien contaba sus sueños,
tener su propio terreno, arrancarse de la ciudad
y vivir tranquilo y sereno.
Cuando el joven poblador le contaba de sus pagos,
El gringo estaba pensando,
a este, con pocos pesos, le quito todo su campo.
Y así llegaron los gringos, buscando ser dueños de algo
Y cuando lo consiguieron, levantaron alambrados,
Le pusieron los candados y al diablo con adelantos.
Hoy en mi tierra querida
Los parajes son ajenos,
ya no se puede sestear bajo un coigue o de un maitén,
y los letreros insultan a los hijos de mi AYSÉN.
Hasta hace muy pocos años, aquellos viejos pioneros,
no ponían ni un letrero y uno se sentía dueño,
aunque fuera por un rato, de algún paraje de ensueño.
Por eso yo canto ahora con un dolor en el pecho
Mi tierra, mi propia tierra, pertenece a un extranjero,
Ese que nunca supo, de sacrificios ni anhelos,
ese que llegó en avión, cuando todo estaba hecho.
¡A usted no le pertenecen, ni los ladridos del perro!.
Aquí la tierra fue conquistada, por hombres de pelo en pecho
Y no queremos un futre, que venga a poner letreros
El Baker es de nosotros, los hijos de pioneros
Y para poder dominarlo, se requiere ser chileno.
Usted que llegó hace poco, que no sabe que es sudar,
usted no tiene derecho ni siquiera a protestar
cuando un hijo de esta tierra,
criado en la soledad
le diga un dia cualquiera
¡usted no debe pasar!
Viajando a Cochrane el 7 de Septiembre de 2006.
No es necesario
ResponderEliminarponer el nombre
del destinatario
conocemos al hombre.
Qué poetas que me han salido!!! si no fuera por lo dramático de la situación diría ¡qué lindo!. Buenísimo en todo caso.!!
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