Hace algunos años tuve la oportunidad de participar en unas jornadas de transferencia cultural. El acto comenzó con un cuento muy particular y hoy quiero compartirlo con los lectores.
En en un pequeño pueblo, el alcalde se encontraba muy preocupado, porque una gran cantidad de ratones se había introducido en todos los negocios, oficinas, casas, bodegas y estaban amenazando con propagarse en los parques y plaza. Un buen día llegó un hombre ( en la barcaza), vestido de negro, con un morral negro y acompañado de un grande, brillante y hermoso gato de color negro. El viajero se instala en un pequeño hotel y el gato en dos o tres días había dado cuenta de los ratones de ese hotel. La noticia llegó a oídos del alcalde quien rápidamente visitó al forastero y ofreció comprarle el gato. El forastero se negó rotundamente porque lo que le ofrecían era muy poco. El alcalde fue subiendo la oferta ( por supuesto intentando de irse a medias) pero el hombre no aceptó. Para ese entonces la municipalidad tenía mucha plata para construir algunas obras importantes. El alcalde le ofrece al forastero, todo ese dinero y este, viendo la inmensa cantidad de dinero que le daban por su gato, acepta la oferta. El alcalde estaba feliz. Se llevó al gato a la municipalidad y se terminaron los ratones, luego a los supermercados, oficinas, escuelas, jardines infantiles etc.Ya casi no quedaban ratones. El ex dueño del gato aún permanecía en el pueblo viendo como "Su gato" exterminaba la plaga. Una mañana decide irse, por cierto muy contento y con mucha plata en su morral.
La noche anterior al alcalde le entró la preocupación y pensó en lo que pasaría en el futuro si se terminaban los ratones, ¿que alimento le darían al gato?. En la mañana muy temprano llegó a su oficina y manda a su gordo jefe administrativo a preguntarle al forastero. El gordo jefe administrativo llega al hotel pero le dicen que el hombre se había ido a la barcaza. Corre en su auto hasta el muelle y ve con desesperación que la barcaza ya se había alejado unos cuanto metros de la rampa. Corre a la punta del muelle y le grita ¡Hombre de negroooooo!, ¡Hombre de negroooooo!. El hombre lo escucha y le dice ¡diiiiiigameee!. el gordo le pregunta ¿Que come el gatoooooo?. El hombre de negro le responde y el gordo escucha ¡NUECES Y GENTEEEEE!. El gordo se va al municipio y le dice a su jefe: El hombre me dijo que el gato come nueces y gente ¿que haremos jefecito?. Bueno le dice el alcalde, hay que requisar todas las nueces del pueblo, de las casas y ya veremos. Así lo hacen y comienzan a alimentar al gato con puras nueces. Estaba atemorizados porque sabían que el gato se comería a la gente, según lo dicho por el hombre de negro. Entonces se reunen secretamente y toman una temeraria acción.Como el gato vivía en las dependencias del alcalde en la municipalidad, deciden quemar el edificio, así matarían al gato y se terminaría el problema. En la noche, con el gato encerrado en las oficinas, queman el municipio, pero el gato logra huir y se refugia en la escuela, entonces queman la escuela, pero el gato huye del fuego y se refugia en el hospital, entonces queman el hospital, nuevamente el gato huye y se refugia en la radio ¡queman la radio! y así queman los edificios públicos, los supermercados y algunas casas. A todo esto la noticia comienza a circular y llegan las autoridades, la controlaría, los fiscales etc. El Alcalde explica la tragedia. la noticia se publica en los medios y el hombre de negro se entera y vuelve al pueblo. El amaba a su gato y no quería que lo mataran. Llega en la barcaza y se reune con el alcalde, el contralor, el fiscal, los jueces y le pregunta al alcalde ¿porqué está quemando los edificios e intentando con ello quemar al gato?.El alcalde se enoja y le dice ¡Cómo que porqué?. Si usted mismo le dijo a mi jefe administrativo que el gato comía nueces y gente y yo no puedo aceptar que este maldito gato se coma a la gente de mi comuna. ¡Yo nunca he dicho eso! le contesta el hombre de negro. ¿Cómo que no? le retruca el alcalde, ¡usted se lo dijo a mi jefe administrativo!. ¡Es mentira!- le dice el hombre, cuando él me pregunto que comía el gato, yo le conteste ¡NO ES EXIGENTE!, no le dije nueces y gente.
Como pueden ver, a veces las personas entienden mal lo que escuchan y así van propalando falsedades sin pensar en el daño que se hace. En lo personal debo reconocer que no tengo la gracia de la persona que contó este cuento en la jornada de transferencia cultural, pero el cuento no se me ha olvidado y lo comparto con mis lectores.
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